domingo, 31 de enero de 2010

Enoshima

Hoy hemos pasado el día en Enoshima, una pequeña isla que se encuentra a unos 45 minutos desde Tokio.

Habíamos mirado cómo llegar y teníamos que coger el tren hasta Ofuna y allí hacer transbordo. Sin embargo, nuestra sorpresa ha sido mayúscula cuando en lugar de coger un tren normal, había que coger un monorail!

Como veis, aunque parezca un vagón de tren normal las vías brillan por su ausencia... y es que es un monorail suspendido, es decir va elevado a unos a 15 metros por encima del suelo! Cuando lo hemos visto llegar hemos flipado!!

Son unos 15 minutos de trayecto y tiene 6 paradas. Lo chulo es que vas viendo las carreteras y las casas por debajo. Además, como tiene muchas curvas y un par de túneles, y es mucho menos estable que los trenes normales, da la sensación de que vas en un montaña rusa!

En resumen se puede decir que nos hemos sentido como si estuviéramos viajando al futuro... lo mejor de todo es que al llegar a casa hemos estado leyendo un poco sobre él y lleva funcionando desde el año 1970!!!

Ya en Enoshima, una gran puerta ("toori") da la bienvenida a la isla, con una calle de acceso repleta de tiendas y puestos de comida.

Al final de la calle, hay un templo principal, muy original, y a partir de ahí subiendo un montón de escaleras (si te da pereza puedes pillar un ticket para subir en escaleras mecánicas!) se va ascendiendo hasta lo más alto de la isla.

Sin tener nada que sea en sí mismo excesivamente llamativo, te vas encontrando con templos y miradores que lo hacen muy entretenido y muy agradable.

Sin lugar a dudas, lo mejor de la isla es su enclave... entre árboles, con numerosos halcones planeando, y en un día de sol como el que hemos disfrutado hoy, era una maravilla acercarse al mar y poder contemplar infinito el Pacífico... espectacular!!!

Contiene también un jardín de plantas tropicales, y un faro que posee un mirador desde el cual se puede ver una vista espectacular del mar con el Fuji al fondo.... lo de ver el Fuji se nos está resistiendo... a pesar del buen tiempo, siempre hay nubes tapándolo, así que hemos decidido no subir...

... y nos hemos dedicado a comernos un heladito y a disfrutar de la puesta de sol... todo un lujo en el mes de Enero!!!

sábado, 30 de enero de 2010

Ramen

Si echáis un vistazo al post en el que contábamos nuestra llegada a Japón, veréis que ramen fue lo que comimos el primer día, y desde ese momento se ha ido convirtiendo probablemente en nuestro plato japonés favorito.

Originariamente es un plato chino, sin embargo desde hace ya muchos años, se ha convertido en una parte fundamental de la dieta japonesa. Tanto es así que existen muchas variedades regionales a lo largo y ancho de Japón. Incluso, hay un museo dedicado al ramen en Shin-Yokohama, que nosotros visitamos cuando tuvimos que ir allí por el tema de mi visado de trabajo, y está bastante curioso...

Como veis, se trata de un bol de sopa de fideos que puede ir acompañada de diferentes ingredientes, los habituales son cebolla, rábano, alga, trozos de bambú, huevo cocido, verduras y algo de carne.

Existen diferentes tipos de ramen según se vayan combinando los diferentes ingredientes. También dependiendo de cuál sea la base de la sopa; lo típico en la zona de Tokio es que sea de soja. Los fideos no son como los del "cocido", sino que se acercan más a los tallarines, muy largos y gorditos.

Es perfecto para los días de invierno porque te templa el cuerpo de maravilla. Siempre se sirve muy caliente, tan caliente que como te lances a comer directamente te quemas la lengua... los japoneses sin embargo comienzan según les sirven, y seguramente el ruido característico que hacen cuando los sorben sea parte de la técnica para no abrasarse. El ruido realmente llama la atención, y para nada es de mala educación, sino que por el contrario, es la forma correcta de comerlos... con el tiempo te acostumbras y acabas haciéndolo tú también!

Se comen con las dos manos a la vez, es decir, con una los palillos para ir sosteniendo los fideos mientras los sorbes, y con la otra la cuchara para ir bebiendo la sopa. El peligro de que los fideos empiecen a bailar y acabes con unas cuantas gotitas de sopa en la ropa es bastante alto! yo al principio con los del curro no me atrevía a pedirlos para no poner perdido el traje...

A pesar de que no es tan famoso fuera de Japón, en Tokio se podría decir que en la mayoría de las zonas, es más sencillo encontrar un restaurante de ramen que uno de sushi. Además, normalmente en los restaurantes en los que se puede comer ramen, prácticamente sólo sirven ramen... y lo mejor es que su precio suele oscilar entre los 500 y los 900 yenes según el sitio y la cantidad de ingredientes, pero vamos que en el peor de los casos no llega a 7 euros!!!

Quizás por tener también un origen chino, va como anillo al dedo combinar un bol de ramen con unos gyoza. Los gyoza son como empanadillas, pero con una masa mucho más fina, que están rellenos de carne y verduras. Si os soy sincero no tengo idea de qué llevan dentro exactamente, pero mojados en un poco de salsa de soja, están riquísimos!

jueves, 28 de enero de 2010

Algunas fotillos... (4)

Viviendo en Japón, viendo las cámaras que se gastan los colegas, y los precios en las rebajas de Enero... no me ha quedado más remedio que comprarme una cámara nueva, un pepino!!!
Ha sido un antojo, pero había que darse un caprichito tecnológico ya que estamos por aquí no???

La verdad que estoy encantado, es una pasada... y si antes no paraba de hacer fotos, ahora todavía más... a ver si notáis la diferencia :)

martes, 26 de enero de 2010

Kawagoe

El domingo amaneció muy soleado, como la mayoría de los días de invierno que estamos disfrutando en Japón. Así, con ganas de salir un poco de la ciudad y de aprovechar el solecito, pusimos dirección a Kawagoe, una pequeña ciudad que se encuentra a media hora en tren al norte de Tokio desde la estación de Ikebukuro.

Durante todo el trayecto, y al llegar allí, se podía percibir que habíamos abandonado el barullo de Tokio por un ambiente diferente, más sosegado... y a veces se agradece!

Kawagoe era conocida como Koedo: "la pequeña Edo" (Edo es como se llamaba a Tokio en el pasado). Su principal atractivo es que te hace viajar en el tiempo hacia el Japón más tradicional. En sus múltiples templos y en algunas de sus calles se puede apreciar claramente ese toque añejo.

Esto no es muy habitual en Japón, ya que quedó arrasada en la Segunda Guerra Mundial, sin embargo parece que Kawagoe se salvó bastante.

Precisamente por lo anterior, porque en Japón no abundan los edificios antiguos, a pesar de no ser muy popular entre los visitantes extranjeros, sí es una visita muy habitual de los turistas japoneses. Esto se notaba sobre todo en la calle principal, que además tenía bastante tráfico lo que le restaba algo de encanto... eso sí, no nos cruzamos ni con un occidental en todo el día!

El monumento principal es la "Toki no Kane" o torre del reloj, que se construyó hace 400 años, pero que ha sido reconstruida en numerosas ocasiones.

Otro sitio interesante es la "Kashiya Yokocho", un par de calles con casas antiguas, ocupadas por puestos de caramelos y dulces.

Sin rumbo fijo, nos dedicamos a pasear y dejar que nos sorprendiera... y resultó un buen sitio para cambiar de aires a tiro de piedra de Tokio.

Entre calle y calle, no pudimos evitar preguntarnos cómo sería Tokio si no hubiera sido bombardeada...

domingo, 24 de enero de 2010

Un día en el Sumo

Es una de esas cosas que teníamos en la lista de cosas que hacer durante estos meses en Japón, y por suerte lo miramos a tiempo y pudimos comprar las entradas justo el día que salieron, hace ya más de un mes, si no pillas ese día no hay manera. El motivo es que solamente hay 5 torneos nacionales al año, 3 en Tokio, 1 en Nagoya, 1 en Osaka y otro en Kyushu. El primero del año que se celebra durante 15 días en Tokio se llama Hatsu Basho.

Pensaba que todo el tema del sumo estaría bastante alejado del centro de Tokio, sin embargo, a tan sólo dos paradas de Akihabara, el barrio de la electrónica, está Ryogoku, donde se encuentra el estadio Ryogoku Kogugikan, con capacidad para 10.000 espectadores, y donde se concentra todo lo relacionado con el mundo del Sumo. La primera sorpresa me la llevé en la estación de tren cuando vi al primer luchador, un bicho enorme envuelto en un yukata, con una mascarilla y toqueteando el móvil... una imagen impactante!

A partir de ese momento, eran muchos los luchadores que podías ver por los alrededores del estadio y por las calles aledañas. De lo que estuve leyendo para ir un poco informado al evento, parece que la vida que llevan es bastante austera... viven en comunidad, comienzan muy temprano sus sesiones de entrenamiento, han que ser muy estrictos con la comida y las horas de sueño, y además hay muchos privilegios de jerarquía dependiendo de la categoría del luchador...

Fuimos acompañados de una compañera española de mi curro, de Mie y de una amiga suya también japonesa. Quedamos a las 12:30 porque la entrada te da derecho a ver todos los combates del día, que empiezan muy temprano, sobre las 08:00 y hasta las 18:00 de la tarde. Hay diferentes categorías, por lo que hasta las 14:30 más o menos no empezaban los mejores. Sin embargo nosotros entramos prontito y fue un gran acierto, porque a esas horas no había mucha gente y pudimos bajar hasta abajo del todo y ver algunas luchas casi a pie de ring y el túnel por donde salen los luchadores.

Después de empezar a saborear el mundillo y dar una vuelta por el Museo del Sumo que hay dentro de el estadio salimos para comer. Como no podía ser de otra manera, comimos Chanko Nabe, la comida típica de los luchadores. Un estofado con vegetales, tofu y carne o pescado dependiendo del tipo que sea. Hay muchos luchadores, que tras retirarse, regentan este tipo de restaurantes. La verdad que estaba muy bueno, pero era menos consistente de lo que esperábamos... imagino que ellos se comerán un par de cacerolas cada uno!

De vuelta al estadio, y tras una paradita para comprar unas cervecitas, se veía ya mucho más ambiente. Cuando entramos estaba todo casi lleno. Nuestros asientos eran los segundos más baratos, unos 30 euros, sillas normales que estaban en la parte de arriba del todo, pero aún así se veía bastante bien. En la zona de más abajo, hay cuadriláteros de tatami, donde la gente se lleva comida y bebida y están en familia disfrutando del día entre combate y combate.

Las reglas son bastante sencillas: la principal es que pierde el primero que salga del círculo o bien el primero que toque el suelo con una parte distinta de la planta de los pies (clave una rodilla por ejemplo). Además, es ilegal golpear con los puños cerrados ni tirar del pelo... En cada combate hay un árbitro y cinco jueces, que se reúnen en el centro del ring en caso de que la cosa esté dudosa.

En el Sumo hay tanto de deporte como de tradición y de religión. Por ello, hay un montón de rituales. Antes de comenzar el turno de peleas de las diferentes categorías, tiene lugar la ceremonia de entrada al ring, en la que los luchadores son presentados y van saliendo cubiertos con una túnica.

Posteriormente, está la ceremonia de entrada del Yokozuna, el campeón, quien hace una danza propia. Parece mentira que tengan tanta flexibilidad y se puedan mover tan rápido...

Antes de los combates principales, sólo de los que tienen lugar entre los luchadores más importantes, salen con carteles, que no son otra cosa que publicidad... curiosamente unos de los que más parece que paga es McDonalds!

El combate en sí, dura poquísimo... a veces 3 segundos, a veces medio minuto... sin embargo, desde que salen los luchadores al ring hasta que empieza el combate hay de nuevo un montón de rituales:

Salen cada uno por una esquina, y van al centro del ring, allí levantan las piernas, dan una palmada y levantan las manos... todo ello para mostrar que no llevan armas y espantar a los malos espíritus.

Posteriormente vuelven a su esquina, y al volver al centro del anillo esparcen sal, con el mismo motivo.

De nuevo frente a frente, hacen diferentes gestos, y lidian una batalla psicológica... de nuevo vuelta a la esquina, mismo ritual con la sal...

... y finalmente el combate comienza cuando ambos sitúan los dos puños contra el suelo, justo en ese momento se produce la carga inicial... 200 kilos chocando de frente...

De ahí al final del combate ya os digo... sólo segundos, pero realmente emocionante y con la gente gritando entregadísima!

Fue una experiencia genial... en mi vida he hecho más fotos a tíos gordos y feos, pero la verdad que todo el mundillo que lo rodea tenía un toque especial!