miércoles, 28 de abril de 2010

Templo de Zojoji y Tokyo Tower

Como ya hemos contado en alguna ocasión, lo más relevante de Tokio no son sus barrios tradicionales y sus templos, como pueda ser en Kioto, ya que la mayor parte de los mismos fueron destruidos durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, el templo de Zojoji se considera como uno de los tres templos más importantes de la ciudad, junto con el Meiji Jingu y el Senso-ji.

Aunque se fundó en 1393, se trasladó al lugar que ocupa en la actualidad a finales del siglo XVI, convirtiéndose en uno de los templos principales durante la época Edo.

Está en el sureste de Tokio, a unos diez minutos andando desde la estación de Hamamatsucho. Desde el mismo se puede ir paseando hacia la zona de Shimbashi en dirección sur, hacia el este dirección Hibiya Koen y Palacio Imperial, y muy cerca también del área de Roppongi.
En realidad este recinto budista está compuesto de numerosos templos y otros símbolos religiosos, entre los que destaca el templo principal, cuya imagen con la Tokyo Tower al fondo es una de las fotografías que se pueden encontrar en todos los folletos de Tokio.


No cabe duda que el contraste entre ambas edificaciones es bastante impactante, del mismo modo que ocurre en los alrededores con los templos y edificios religiosos compartiendo escenario con modernos rascacielos.


Los símbolos religiosos se agrupan alrededor del templo principal. Destacan su  puerta de acceso, los pequeños templos y residencias para los monjes y peregrinos que acuden a los actos religiosos, así como el cementerio que se puede encontrar a la espalda del templo, o la gran campana que se encuentra a la entrada. Todo ello, lo pudimos ver abarrotado de gente y vestido de gala el día de Nochevieja, ya que fue en este templo donde recibimos al 2010.


Pero sin duda la zona más especial del templo de Zojoji es la ocupada por los Warabe Jizo. Éstas son unas estatuas con apariencia de pequeños niños, ordenadas en hileras, y adornadas con ropas infantiles y molinillos de llamativos colores.



En cambio, lo que a primera vista es una imagen estéticamente muy bonita, te deja un sabor de boca un poco de mal rollo cuando sabes el motivo por el que se encuentran todas ellas en este lugar.

Son un homenaje a los hijos no nacidos. Es decir a aquellos niños que mueren antes de nacer. Por ello todas ellas tienen su nombre inscrito en la espalda, y están cubiertas con gorros, baberos u otro tipo de complementos. Todas juntas, con el aire haciendo girar los molinillos y envueltas en esa explosión de color, hacen que a pesar de su significado, configuren una imagen preciosa.



En ocasiones, puedes incluso encontrar algunas de ellas cuyos "padres" visten con ropas de marca o que depositan juguetes y objetos especiales junto a ellas. Es realmente impactante.


A pocos metros de aquí, nos situámos bajo la Tokyo Tower.

Si ya os contábamos que los tokiotas tienen una copia de la Estatua de la Libertad, no se conforman con ello, y también tienen una réplica de la Torre Eiffel de París. Fue construída en 1958, y con sus 333 metros de altura, algo más que la francesa, se convirtió en el edificio de acero más alto del mundo.


Es como nuestro "Piruli", y desde allí emiten su señal la mayor parte de los canales y emisoreas. Además en la misma se puden encontrar desde tiendas, cafeterías, así como uno de los considerados mejores puntos de observación de Tokio. Nosotros al final no subimos a comprobarlo.

La torre está pìntada en naranja y blanco, sin embargo por la noche es iluminada de diversas formas. Desde un intenso color rojizo, a tonos más moradosy azulados... cambiando de color según la ocasión. Además se utiliza para mostrar algún mensaje como la entrada en el 2010.


Debido a su altura, es visible desde numerosos puntos de la ciudad, siendo protagonista de las vistas desde los principales observatorios, o desde casi cualquier punto cercano a la bahía o al centro de la ciudad.

sábado, 24 de abril de 2010

Shibuya: un cruce y mucho más

Sin lugar a dudas la imagen del cruce de Shibuya es probablemente la más famosa e impactante de Tokio, y la que mejor describe la idea de una ciudad abarrotada de gente. Sin embargo, recorriendo sus calles se pueden encontrar otras perlas que hacen de esta zona una de las más interesantes...

Este área se encuentra en el oeste de la ciudad, más bien hacia el sur, y como casi todas las zonas más importantes en Tokio, allí se encuentra una de las estaciones principales, en la que confluyen numerosas líneas de tren.


De entre las numerosas salidas, destaca el ajetreo incesante de gente por la salida de Hachiko cualquier día, pero sobre todo los fines de semana. Esta salida se llama de esta manera en honor a un perro, del que cuenta la historia que en torno a los años 20 acudía a diario a encontrarse con su amo a la salida de la estación. Tal fue su lealtad, que tras la muerte del hombre, el perro continúo yendo a diario durante 12 años al punto donde se reunía con él. Como homenaje, hay una estatua del perro Hachiko en dicho lugar, que se ha convertido en un sñimbolo, y en el punto de encuentro más conocido de Tokio.



Esta misma salida es la que desemboca en el famoso cruce. La sensación la primera vez que cruzas por el mismo es indescriptible. En el mismo confluyen cuatro calles con un par de carriles en cada dirección en cada una de ellas, y cuyos semáforos están sincronizados para que se abran y cierren todos a la vez, de modo que la gente pueda ocupar el cruce en todas las direcciones, tanto horizontal, vertical o diagonal.



Se estima que por aquí pasan una media de 1 millón de personas al día, siendo por ello, el cruce más concurrido del mundo. No obstante, los fines de semana esta cifra se supera con creces.


Como si de una batalla se tratase, la gente se va a agolpando en los diferentes semáforos, y en el momento en que la luz para los peatones cambia a verde, la masa arranca desde su punto de salida entremezclándose unos y otros cada uno hacia su dirección, llenando todo el cruce de modo que apenas se ve la calzada. Es una especie de caos ordenado y perfecto, alucinante!

En alrededor de un minuto, lo que era un lugar con una densidad de gente como si de una manifestación se tratara, se vacía, permitiendo que los coches vuelvan a circular como si allí no hubiera pasado nada, mientras las aceras vuelven a llenarse para repetir la operación. Así cada pocos minutos durante todo el día y hasta las 01:00 que termina el tren.


De día o de noche, lo que impresiona del cruce no es solamente la cantidad de gente, sino el entorno. Una enorme intersección rodeada de altos edificios acristalados, con cinco pantallas gigantes exhibiendo anuncios y música a todo volumen, carteles publicitarios por todos lados, las vías del tren circulando a pocos metros, y amplias calles comerciales cubiertas de neones mires hacia donde mires. Hay que pisarlo para sentirlo!


El mejor lugar para ver el cruce, es desde algún punto elevado. El más cómodo es la pasarela de la estación que lleva a la línea Keio, desde donde, tras unos cristales, se tiene una vista buenísima. También desde el Starbucks justo encima del cruce, se tiene una vista privilegiada.

En cambio, el sitio desde donde más flipamos fue desde la planta 25 del hotel Shibuya Excel Tokyu. Ésta fue nuestra última gran sorpresa en Tokio. Estábamos el último día disfrutando del cruce por última vez, cuando nos fijamos de repente en un ascensor acristalado que subía hasta el cielo. Había que intentar subir, y aprovechándonos de que en Japón puedes entrar casi en cualquier sitio sin que pregunten demasiado, aunque ponía que sólo estaba permitido para quienes estuvieran alojados, cogimos el ascensor y nos quedamos sin palabras. Probablemente la mejor vista desde lo alto que hemos visto de la ciudad, Shinjuku se veía espectacular, y desde esta altura, el cruce parecía cubrirse de hormigas en lugar de personas, cada vez que paraban los coches. Espectacular!


Pero Shibuya no sólo es el cruce, si no el ambiente que lo rodea, y la fauna que lo compone. Es el centro de ocio y entretenimiento por excelencia para los más jóvenes, y en sus calles repletas de tiendas y locales comerciales se pueden encontrar numerosas tribus urbanas, todas ellas de lo más fashion, con unas pintillas que no tienen desperdicio.


Uno de los principales culpables de ello es el centro comercial Shibuya 109, símbolo de la moda para las jovencitas de toda Asia, que vienen incluso de China y Corea hasta Japón, con la intención de llenar sus armarios con la ropa de sus boutiques. Son 8 plantas copadas de tiendas, todas ellas únicamente de ropa femenina, con la música a todo volumen, y unas dependientas que parecen sacadas de una pasarela... el espectáculo merece ir recorriendo cada una de las plantas y no precisamente para fijarse en los escaparates! La visita es obligada, al menos para los tíos! De hecho a más de uno que ha venido a visitarnos yo creo que es lo que más le ha gustado de Japón! :))) Lástima que no dejen echar fotos...


Alrededor de Shibuya no hace falta buscar nada especial. Bien quedándote parado en cualquier sitio observando a la gente, o paseando por sus calles sin rumbo, el entretenimiento está asegurado... es imposible aburrirse!


Por supuesto, como casi siempre en Tokio, los contrastes están presentes donde menos te lo esperas. Así, a 200 metros del bullicio y el jaleo del mayor cruce del mundo, te encuentras con un rincón que parece sacado de los años 50. Nonbei Yokocho, son un par de callejones, pegados a las líneas de tren, con pequeños bares en los que no entran más de 4 personas, y que increíblemente permanecen como congelados en el tiempo.



Además se pueden encontrar todo tipo de tiendas, zonas de pachinko, izacayas y love hotels... es seguro una de las zonas que más nos hemos pateado... sitio perfecto de reunión para cervecitas, cenas y karaoke... si tengo que elegir una primera visita para cuando vuelva a poner un pie en Tokio, seguramente sea volver a cruzar en diagonal!

martes, 20 de abril de 2010

Shimbashi: territorio "salary man"

Shimbashi es una de las estaciones de la línea Yamanote, y se localiza en el sureste, muy cerca de Ginza. Además, confluyen otras líneas de tren y metro, y desde allí parte la línea Yurikamone, que lleva hasta Odaiba.

El panorama es muy diferente a uno y otro lado de la estación, siendo cada uno de ellos protagonista durante una parte del día.

Por las mañanas las salidas del tren se llenan de trabajadores que se dirigen hacia el lado este de la estación. En este lado, se acumulan gigantescos edificios de oficinas que acogen miles de trabajadores. En concreto, destaca la zona de Shiodome, que alberga numerosos rascacielos, y que unido a las vías de la Yurikamone sobrevolando entre los edificios, hace que posea uno de los toques más futuristas de Tokio.


También en esta zona, caminando en dirección a la bahía, se encuentra Hamarikyu Koen, uno de los numerosos parques que se encuentran en Tokio. En algunos de ellos, como éste, hay que pagar por entrar, pero son menos de 2 euros, que merecen la pena. Puedes encontrar un resquicio de paz dentro de la gran urbe, con sus lagos, sus salones de té, los jardines perfectamente cuidados, y los árboles podados haciendo bonitas formas. Sin duda, lo que impacta de Hamarikyu, es todo lo anterior, con el escenario de los rascacielos de fondo... y si a ello le unes el sol y el sakura os podéis imaginar el espectáculo!



Cuando la jornada laboral va llegando a su fin (no tan tarde como nos creemos!), la actividad se va trasladando hacia el lado oeste de la estación, y en concreto a las calles anexas a la salida de Karasumori, que desde las 18:00 de la tarde se convierte en una auténtica romería de "salary man" en busca de izakayas, pachinkos y clubes, hasta que los relojes avisan de la llegada de los últimos trenes entre las 00:00 y la 01:00.



En realidad en este lado, lo chulo son unas cuantas callejuelas, repletas de izakayas que por lo general son bastante cutres, y en los que prácticamente es imposible encontrar mujeres... Extranjeros ni uno, y restaurantes en los que encuentres si quiera carta en inglés muy muy pocos. Por ello, para mí es una de las zonas más auténticas de Tokio, donde los neones y las calles destartaladas, se entremezclan con los olores a y los humos provenientes de los bares, y todo ello es animado por el desfile de grupos de "salary man" con una cervecita de más.




"Salary man" es el nombre que se utiliza para describir a los empleados de oficina. Es tal el número de ellos, que incluso existe un verbo en japonés que significa trabajar, pero sólo si eres salary man. Es decir, si alguien trabaja como profesor o jardinero, por ejemplo, se utiliza otra palabra.

Todos ellos cumplen un patrón de estética muy parecido. El 90% de los casos su indumentaria es muy similar: traje oscuro, normalmente negro, camisa blanca y corbata oscura. Sin duda la falta de color llama la atención... pero el toque distintivo, lo que no puede fallar en un auténtico "salary man", es su maletín. No me refiero al portátil, si no a maletines o bolsos, en algunos casos de marcas exclusivas como Louis Vuitton en los que se pueden gastar hasta 700 euros, y que son el más fiel compañero de todos ellos. Hasta en los anuncios del tren los caracterizan así!


Durante el día, todos ellos se someten a la disciplina que se les exige en sus determinados puestos, con actitud seria y responsable, exhibiendo la importancia que el trabajo tiene dentro de la escala de valores para los japoneses. Sin embargo, al salir de la oficina es el momento de relajarse, y muy habitualmente, casi a diario, muchos de ellos acuden con los compañeros de trabajo a cenar, a clubes de chicas de compañía, y sobre todo a beber... ya que el alcohol es el principal agente desinhibidor dentro de la vida japonesa.


A diferencia de la concepción del alcohol que existe en España y casi en toda Europa, en Japón, el hecho de que una persona salga de trabajar y se vaya a emborrachar con los compañeros, tenga la edad que tenga, no es que esté mal visto, si no antes al contrario, se entiende normal e incluso necesario para poder deshacerse durante un tiempo del corsé de las reglas y las obligaciones. Es más, dentro del mundo laboral, es un factor estratégico. Hay determinadas conversaciones, que no se tienen nunca en el entorno de la oficina, si no en estos momentos de relajación, en los que se comunican las inquietudes, se discuten las preocupaciones, y se afianzan las relaciones. Eso sí, al día siguiente, de nuevo en la oficina, vuelta a la normalidad como si nada hubiera pasado.

Así, es común a diario en las zonas cercanas a las oficinas y en las estaciones de tren (Shimbashi seguramente sea la más representativa) ver grupos de hombres de 40 ó 50 años, rojos como tomates, con la sonrisa de oreja a oreja, hablando en tono elevado, dando tumbos de lado a lado y abrazándose unos a otros. Es sin duda la otra cara de Japón.. y realmente impacta!



Seguramente sea el contrapunto necesario para que durante el día sean capaces de acatar las normas y los deberes de manera tan disciplinada. Por otro lado, hay que decir que el alcohol no provoca en ningún caso violencia o peleas... nadie se mete con nadie ni molesta a nadie...

Por ello, a la hora del último tren, sobre todo los viernes, puedes encontrarte con imágenes muy graciosas de gente con un pedo de colores que o no se tienen en pie y no son capaces de llegar al último tren, o que se quedan dormidos en el tren hasta que llegan a despertarles.



Éste es el más crack! esto no es común de ver!



Lo peor que les puede pasar es que tengan que quedarse dormidos abrazados a su maletín en la estación, hasta que pase el primer tren. Incluso en esos casos, nadie dice nada y nadie molesta a nadie...

viernes, 16 de abril de 2010

Se nos acabó Japón :(

Como la mayoría ya sabéis a estas alturas, nuestra aventura japonesa llegó a su fin el domingo pasado...

El mismo domingo, en el avión, a un par de horas de poner un pie en Madrid después de 6 meses, escribí esta entrada, en la que, a diferencia de las anteriores, las fotos no van a ser protagonistas... si no unas cuantas reflexiones a unos cuantos miles de metros sobre el suelo...

Debía haberlo subido hace unos días, pero desde que hemos llegado tampoco hemos parado... así que, ahí va tal como lo deje escrito el domingo antes de aterrizar:

Desde que llegamos a Japón el 16 de Octubre, sabíamos que las posibilidades de que los 6 meses se prorrogaran, eran considerablemente complicadas, ya que mi asignación al proyecto era de dicha duración. Nosotros estábamos encantados y dispuestos a quedarnos más tiempo, por lo que se intento que pudiera prolongarse, pero al final, desde mediados de Marzo supimos que no iba a poder ser, y que el 11 de Abril sería la fecha definitiva de nuestra salida de Japón.

Por ello, hoy es un día de transición. Hace unas 20 horas que cerramos por última vez la puerta de nuestra casa en Japón. Lo primero que tenemos claro al echar la vista atrás es que estos meses han superado cualquiera de las mejores expectativas que podíamos albergar cuando decidimos poner rumbo al otro lado del mundo. Probablemente no me equivoque si digo que para los dos han sido los 6 meses más intensos y estimulantes de nuestra vida...

Por ello llevamos todo el día con un doble sentimiento; por un lado la alegría de volver a casa y encontrarte con tu gente; y por otro tristones por saber que hemos cerrado una etapa que no volverá, y que será difícil superar o repetir.

Es difícil enumerar todas y cada una de las cosas que han hecho que estos meses nos sintiéramos tan a gusto, y seguramente necesitemos unos cuantos días o semanas para asimilar todo lo que hemos vivido y poder hacer balance... así que ya dedicaremos una entradita un poco más adelante con nuestro resumen de lo que ha sido para nosotros vivir en Japón. Teníamos pensado cerrar el blog según saliéramos de allí, pero aún quedan algunas cositas que queremos contar y fotos que queremos compartir, así que todavía subiremos unas cuantas entradas más...

Al final, como siempre, lo que más echaremos de menos de allí será a la gente... ya que durante estos meses hemos podido hacer buenos amigos. Por eso, el último día, compartimos con ellos los últimos paseos por los lugares que más añoraremos de Tokio.

Ayer, el último día, primero visitamos Zojoji, comimos en Harajuku y último cruce en Shibuya con Keiko (Ohsawa-san), una compañera de mi trabajo, que me ha hecho la vida mucho más fácil en el día a día, y a cuya lista infinita de restaurantes y recomendaciones en Tokio la hemos sacado gran partido! Ya nos tocará a nosotros hacer de guía por Madrid!


Ya por la noche, quedamos en Shinjuku con Yuko. Una tía super maja, medio hippie y enamorada de España, que se acercó solamente para vernos un rato y darnos unos regalos super chulos! Nos dejó con la boca abierta!


También en Shinjuku quedamos para cenar con Mie (Sugawara-san). A ella la habéis conocido muchos de los que habéis venido a visitarnos... y sabéis que ha sido nuestro mejor apoyo estos meses y que la tenemos muchísimo cariño, y muchísimo que agradecer! Además nos regaló un libro con fotos de los momentos que hemos pasado juntos que realmente nos emocionó...

Ahora se va a vivir a Australia... así que ya tenemos la excusa perfecta para volver al otro lado del mundo!


Y después nos juntamos con Timo, otro gran fichaje, que conocí en el trabajo casi por casualidad. Un "vive la vida alemán" al que también muchos habéis conocido, y con el que seguro pronto nos correremos una buena juerga en Madrid!


Al final, acabamos los cuatro en Shinagawa, disfrutando nuestro último karaoke primero, y luego en casa toda la noche haciendo la maleta... (no dormimos ni gota...) Estuvimos con ellos hasta que nos despedimos a las 7 de la mañana casi con la lágrima colgando...

Desde luego sin ellos, estos meses hubieran sido diferentes.... WE'LL MISS YOU GUYS!!!

jueves, 8 de abril de 2010

Sakura

Llevábamos tiempo esperándolo... pensando en qué fechas caería, y sobre todo si lo podríamos disfrutar antes de que nos marcháramos de vuelta a España, o por el contrario nos quedaríamos con las ganas... pero finalmente llegó, y hemos podido disfrutar del período del año más bonito en Japón...

Por supuesto hablamos del florecimiento de los cerezos, del Sakura!


Dependiendo del año, y de la zona de Japón, el florecimiento de los cerezos puede tener lugar desde finales de Marzo hasta mediados o finales de Abril, de ahí que no lo tuviéramos tan claro... por suerte este año la mayoría de ellos en Tokio abrieron hacia la última semana de Marzo, y el fin de semana pasado fue el momento grande.




Es una sensación espectacular... de repente, de la noche a la mañana, las ramas peladas de los árboles empiezan a teñirse de colores blancos y rosados de diferentes tonalidades. Así, lo que los japoneses llevan esperando todo el año, llega de golpe, casi sin avisar, cambiando por completo el paisaje dentro y fuera de las ciudades.

Japón se transforma durante el Sakura. Es innumerable la cantidad de cerezos que se pueden encontrar. Existen incluso ránkings con los mejores sitios alrededor de todo Japón para disfrutar de esta eclosión de color!


Nosotros nos hemos quedado en Tokio. La verdad que no hace falta salir de la ciudad. No hace falta buscar mucho, si no que recorriendo muchas de sus calles te puedes llevar una estampa de la ciudad que sin duda supera en belleza a cualquier otra época del año. Además sirve para darte cuenta de la gran cantidad de parques y zonas verdes que existen en Tokio, y como los parques más importantes se convierten en grandes protagonistas.


La magia de estos días se debe a la fugacidad del florecimiento. Del mismo modo que llegan, casi de un día para otro, así se acaba... cuando te quieres dar cuenta ves que el blanco y el rosa se van tornando en verde, y que los pétalos ya no los encuentras mirando al cielo si no al suelo.

Por ello los japoneses lo celebran con auténtica pasión. No se sabe cuanto va a durar... si llueve, o hace viento, puede acabarse de repente... por ello, mientras dura, es tiempo para los japoneses de celebración, de alegría y de compartirlo con amigos.


La forma mejor de festejar el sakura es mediante el "hanami", traduciéndose literalmente como "ver las flores". Es impresionante ver como los japoneses se vuelven locos en estos días y acuden en masa con sus cámaras de fotos a las zonas más conocidas por estar copadas de cerezos en flor. En ocasiones hay incluso guardias y colas en plena calle para poder organizar la desbordante cantidad de gente.


La mejor forma de disfrutar del "hanami" es acudiendo a los parques con la familia o los compañeros de trabajo, extender tu mantel, quitarte los zapatos, y hacer un picnic que puede durar día y noche, bien cargados de comida, cervezas y sake. Hay además numerosos puestos en los alrededores en los que puedes encontrar todo tipo de comida, y además diferentes juegos de lanzar y disparar rollo de los de las ferias.




El ambiente es excepcional! La mezcla de gente, estilos y edades es impresionante! y como siempre en Japón, nadie mira a nadie, y nadie se mete con nadie... todos comen, ríen, y se emborrachan, cubiertos bajo una manta de colores fabulosa! Por supuesto al acabar todos recogen y dejan aquello como si no hubiera pasado nada...


Es tal el nivel de evento social, que normalmente cada departamento en las empresas tiene su propia fiesta hanami... y de hecho es normal que la tarea de organizarla sea heredada año a año por el más novato. Esto, debido a la cantidad de gente que abarrota los parques, puede suponer que tengan que ir de madrugada a plantar su mantel, para tener un buen lugar al día siguiente...


Por la noche, algunos parque abren exclusivamente durante estas fechas, siendo iluminados de manera especial, y recibiendo la visita de miles de personas.


Por supuesto no hemos podido recorrer todos los parques, hay millones... ni siquiera todos los más importantes... pero sí que hemos hecho una buena ruta, pudiendo disfrutar además del ambiente diferente que hay en cada uno de ellos... 


Además, he de decir con envidia malsana, que Leo, acompañada de Agatha, ha podido recorrer casi todos de día... mientras que yo me he tenido que conformar con ver muchos de ellos solo de noche al salir de la oficina...  sin duda ha sido la semana que más me ha costado ir a currar!!!


Ahí va un resumen en el orden en el que los hemos visto... 

Ueno:



Naka Meguro:



Komagome: 


Chidorigafuchi: 



Hamarikyu: 



Imperial Palace: 


Kitanomaru:



Yasukuni Jinja: 



Inokashira:




Shinjuku Gyoen:



Yoyogi: