Habiendo dejado atrás Hiroshima y Miyajima, el siguiente destino fue Osaka... moviéndonos del este hacia la zona central, Kansai.
Según habíamos leído, Osaka tampoco ofrecía demasiadas cosas para el turismo, sin embargo, en todos los comentarios se resaltaba su ambiente nocturno, la vitalidad de su gente y su comida.
Con esta idea, según llegamos por la noche, nos dirigimos hacia la zona de marcha, llamada Namba y Dotonbori. Son calles flanqueadas por un canal, y repletas de izakayas, de restaurantes, de pachinkos...
Además hay una zona inmensa llena de clubes, controlada por los yakuzas (la mafia japonesa), que al parecer abundan más en Osaka que en cualquier otro lugar de Japón. Se les distingue por llevar tatuajes, coches oscuros tintados, y tener cortado algún dedo de las manos, normalmente los meñiques.
Teniendo en cuenta que al día siguiente era fiesta, había bastante jaleo. Nos metimos en un izakaya y nos dieron casi las 4 de la mañana de biiru en biiru... total que salimos bien perjudicados... Leo y yo fuimos buenos y marchamos al hostal para poder levantarnos a una hora decente y recorrer la ciudad, pero el trío calavera se quedó explorando la noche japonesa y aparecieron a las 7 y media de la mañana... al parecer lo que decían las guías no era mentira!
A la mañana siguiente nos conseguimos levantar a una hora decente y nos pusimos en marcha.
Primera parada fue el Castillo de Osaka.
Desde allí, nos dirigimos al barrio de Tennoji. Allí, empezó a llover a muerte y ya no paró hasta las 10 de la noche, así que el resto del día fue pasado por agua. En esa zona está Shinsekai, que es de lo que más nos gustó. Un conjunto de calles de restaurantes con los edificios decorados con todo lo imaginable y de mil colores, y presididos por la torre Tsutenkaku.
Llaman la atención dos de los símbolos de Osaka: los peces globo o "fugus" enormes colgados de las fachadas, y el Billiken, una especie de dios de la buena suerte.
A parte de las tiendas, lo mejor es que alrededor de esta zona se pueden encontrar muchísimas calles estrechas y con aspecto abandonado que recuerdan a la imagen típica de Blade Runner. Además con la lluvia tenía todo un reflejo que le daba un toque todavía más auténtico.
De calle en calle, acabamos cruzando Ebisubashi, una zona comercial inmensa que lleva hasta Namba, pero esta noche no había muchas fuerzas y después de unos takoyakis (bolas de pulpo típicas de Osaka) nos fuimos a cenar cerca del hostal.
La anécdota de la noche fue que estando en un izakaya cenando, se nos puso a hablar un tío, y de repente nos dimos cuenta que tenía un par de dedos cortados... ya sabéis el motivo no!
Pinchos!
ResponderEliminarDeberíais dejarnos complementar el reportaje de Osaka con lo referido a su vida nocturna ... enriquecería el documento!
Jajajajaja ya ves. Heaven!
ResponderEliminarjajaja y qué tal si hacéis un blog con vuestra experiencia?? estaría curioso ver como lo habéis vivido vosotros, además sois tres y no tenéis que echar mucho tiempo en ello, os lo podéis tomar como vuestro diario de Japón :) que con los años se olvidan los detalles... animaros andaaa!!!
ResponderEliminarEstoy alucinada con la calidad que tienen las fotos por la noche, no sé que tipo de bicho te has comprado David, pero me dan ganas de tirar mi cámara a la basura y que me traigas otra jajaja
Muaaaaaaakkkk
más les vale apuntarlo por ahí porque entre biiru y biiru yo creo que no se acuerdan de la mitad del viaje :)
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